viernes, noviembre 21, 2003

Como si las banderas
orientaran miradas en un territorio. Pero en realidad están lejos, por si se llega a ofrecer. Es mejor así. Hay alguien que no cree en la cara feliz. Ya tiene copyright. Nunca lo sabrá, nunca lo sabrá.
Hablando de, viajando a, el mensaje se le envió: la distancia me recuerda la culpa de haber provocado psicodelias baratas, todavía visibles (que no legibles) por ahí. Mi excusa al final de los tiempos se reducirá a un par de fotos y ciertas menciones de la sobrina de Woody Allen. El maldito nos condenó a todos a ser pasajeros en su versión de la realidad. El efecto mariposa termina aquí. Mejor, sigo investigando a Paris Hilton. La otra clave de todo.

They have begun
Ahora caigo. Ahhhhhhhhhhhhhh. Los Elephant Sixers me recuerdan a alguien, pero supongo que nunca capturé su nombre.

Bridge Trilogy
Tengo un .txt de mega y medio, con The Bridge Trilogy de William Gibson, Virtual Light, Idoru, All Tomorrow's parties. Le dediqué varios días sin parar, en el aquel tiempo ahora lejano de horario variable. Y ahora me pregunto cuál fue el sentido de tal ejercicio. Virtual Light puede ser reseñado así: Virtual Light. Idoru reintroduce el exotismo y algunas imágenes memorables, aunque no recuerdo ninguna, jajajaja. En ATP reaparecen personajes de Virtual Light y se introduce el nanofax, que permite mandar objetos a través de la red. Ergo, un cambio de paradigma. La trilogía en sí parece obra de un Gibson ya anciano, como si fuera el Asimov de sus últimos libros, moviendose en piloto automático. Snowcrash de Neal Stephenson por lo menos es divertida. The Diamond age me cautivó antes de darme cuenta de que él también se había convertido en el William Gibson tardío. Todo está centrado en ambientes y escenarios. La ambient lit me gusta (la practico, creo), pero al mismo tiempo intentan cumplir con la presumible exigencia de una trama usando coincidencias, ideas vagas sobre el fluir de la vida, y una serie cibernética de deus ex machinas (literales) que indican flojera y poco interés real. Así que quizás todo se reduce a publicidad deshonesta y a la necesidad de abarcar cierto número de páginas para que los paperbacks se sostengan en los estantes.

Slow Drive
Desde que trabajo en La Gran Familia me he fletado la radio Top 40. Los hits del momento. Un panorama donde dentro del rock radiofónico Coldplay es lo más rescatable (!) con su Radiohead convertido (quizás por Jesús) en U2. Y lo más arriesgado se escucha en el pop.
También me toca atestiguar cada día la caída de Madonna, tras la anémica Hollywood y la discutible participación en la operación - de - salvamento - de - Britney Me against the music. El tipo de rola que en un minuto después de lanzada ya se escucha vieja.
Lo que no se puede decir de lo que yo en mi ingenuidad pensé que era un remix (por la melodía vocal): Slow, de Kylie Minogue. Una pieza mínima y circular de beats y teclados, la sugerencia de un pop as it should be. Que haga moverte sonámbulo en espiral.

viernes, noviembre 14, 2003

The Big Lie
OK, Aphex Twin no era un seudónimo de AXL Rose.

Then, The Big Truth
En la prepa o algo así compré un cassette de Enya en Gigante Galerías. Recuerdo la caminata, y la portada con una falsa pintura de la ermitaña. Horas atrapado en mi Walkman. Blanda e inofensiva... insidiosa y melancólica. Idiosincrática al fin y al cabo. Y la rola en gaélico despertó mi interés por idiomas inventados para engañar ingenuos, como el élfico o el vasco.
Ahora me queda como opción esperar las bombas.