martes, abril 04, 2006

Fogatas en la noche

Alguien gritó por primera vez hacia un compañero en la tormenta, mientras otros se organizaban para jugar y formar colonias. Sólo algunos recordaban sus derrotas, peligros y caídas.


Reconocieron al extraño al otro lado del río. Las piezas estaban en su comida, en las vidas que quitaban, las plantas que los atraían. La enfermedad invisible en nuestra cabeza. Por un momento la creímos, no hemos dejado de creerla. ¿Qué hicimos con la historia? Conquistarla.

Lo siento.

Sobre la bóveda, entre ciudades consumidas por palabras, alguien instaló Estaciones Repetidoras. Su función fue olvidada y ahora sólo compartían chistes y recetas. 5, 16, 29, 16, 59, 16, 34, 16, 21, 21, 21, 21.

Un día decidieron crecer.

Y ya estaba escrito, y lo siento, pero al final construyeron antenas. Mares de antenas.