Presiento que ya no se detendrá
Ahora el sueño fue de una guerra en el cielo. Nos refugiábamos en un supermercado. Los cajeros perdían el tiempo junto a los carritos. Después una sesión en las mesas del snack, un hombre veía caer ojos entre nubes, y tú planeabas una venganza tan confusa como innecesaria.
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