Dream #78786674332405434543: La Revolución

Ahora el sueño fue de estar en Cuba. Nos hospedábamos en una casa de piedra blanca. Pocos muebles. Un largo sofá en la sala. Una puerta siempre abierta, mostrando el parque desolado en una colonia lejana. De nuevo, todo parece indicar que estoy en la ciudad interminable de otros sueños. Vagos recuerdos de recorrerla a pie.

Estoy con el grupo, y con nuestros anfitriones, un grupo de celebridades de Monterrey. Estamos platicando inocentemente (cof cof) en la acera cuando un oficial de policía sale de una casa cercana. Camino al interior de la sala y escondo la evidencia bajo el sofá. Me siento con calma a ver la tele. Varios quedaron afuera. Silencio sepulcral.

El oficial ya está en la sala, tratando de captar algún olor en el aire. Luego se acerca a ver mis ojos, y los de Juan. Nos pregunta si conocemos cuál es el castigo para tales delitos. Yo murmuro alguna cosa y asumo que sólo quiere una ayuda económica. Pero por las miradas de nuestros anfitriones descubro que eso implicaría mucho, mucho dinero. El policía se pasea por la sala, haciendo bromas de mal gusto sobre nuestro futuro en la cárcel.

Es entonces que empleo los argumentos más tontos, los que recuerdo todavía horas después:

- Nuestros países siempre han sido amigos. Cuando todos le dieron la espalda a Cuba, México lo ayudó.

Otro:
- Yo creí que este país estaba fundado sobre una idea de Libertad.

O por ejemplo:
- No nos arruine nuestra estancia. Nosotros venimos a divertirnos, a traer divisas, somos turistas.

El peor, inexplicablemente tomando la cadencia de un discurso de Fidel Castro:
- No lo haga por nosotros, mi general. Hágalo por la Revolución. Piense en el destino común de nuestras patrias.

Y lo mejor es que funciona. El oficial cambia el tema y empieza a hablar con Gaby Torres. Pronto sale de la casa. Dios bendiga a la Revolución.

Una linda chica (Herli) me telepatea el clásico "sabía que esto pasaría con ustedes".

Voy a la cocina. Un viejito corta rebanadas de pan.