Resplandecía
Nadie más tenía sus ojos, la falda a flores, el plato con gelatina. Constelación. Podía vivir en sus ojos y en su sonrisa. Creo que también le gustaba mirar las estrellas. Su mano era pequeña. Cuando alguien se dejó atrapar en ella no necesité más pruebas.
Tan callada. Podía hacer temblar el mundo con mover un dedo en medio del misterio de su cuarto, una cama baja, un par de sillas, secretos que llegaban hasta el techo.
Bajo sus cejas conectaba a todo el mundo. Quise dejarle de recuerdo la mitad de México. Y en eso fui un tonto.
1 Comments:
¿Este blog no permite comentarios anónimos? ¿Ya te había dicho que disfruto de tu blog?
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