Hello to all the people who dissappear without a trace

Una casa sin muebles. Una fiesta. Pop ahogado en ecos. En uno de los cuartos creo reconocer la entrada a un cine. Nos colamos por la salida. La función siempre continúa, pues el público aprendió a sobrevivir sin intermedios. Salgo. Un músico hace magia con spray y cartón para darle textura a un pollo asado. Luego se pone a inventar el fuego.

Uno de los cuartos se convierte en el mío y descubro el diario de Kurt Cobain ahogado en tela. Me eligen como niñero y tengo que cambiarles los nombres para jamás perderlos. Regreso a la fiesta. Todos se han ido, incluyendo a la chica del pop fallido. Apoyo mis manos en la pared para separarme unos centímetros del suelo. Es un truco y ejercicio en muchos sueños, y puedo levitar y recorrer el escenario a otra velocidad. Los cuartos están oscuros, algunos sleeping bags son testimonios de lo que fue cierto. Pienso en fantasmas.

Es entonces que lamento no tener un espejo. Y ni siquiera estoy despierto.